En el hotel de Delhi

Aquí estamos las dos con nuestras guirnaldas de caléndulas, más felices que nada, con la TV puesta (me pasé un buen rato investigando los canales mientras mi hermana dormía).



Había una manguerita de esas de ducha justo al lado del váter, que luego me enteré que era para...ejem. Para no usar papel higiénico, vamos. :-s Vale, hasta hace nada la gente en España se limpiaba con periódicos, con piedras o con la mano, pero es que he nacido en la era del papel higiénico y a mí eso de usar un poco de agua me parece un mundo.

No hice fotos del desayuno, pero tomamos uno de los típicos de allí: zumo, un par de tostadas con muuuuuuucha mantequilla, chai (té negro con leche) y tortilla. Cuando digo tortilla, digo tortilla francesa con cebolla y chile verde. :-o ¡¡La madre que parió a Paneque!! ¡Que esta gente no toma nada dulce para desayunar!! :-oooooo ¡Todo picanteeeeeeeeeeeee! A Marisa le costó un poco terminarse la tortilla (y con razón). Yo, como estaba en estado de trance, la engullí quejándome más bien poco xDDD Lo que hace la sugestión...Eso sí, el día siguiente la pedimos sin chile xDD (Picaba lo mismo, así que intuimos que le echaban especias también).

La sensación que más he tenido durante todo el viaje es la cantidad de contrastes que hay en todo y en todas partes. Empezando por los alrededores del hotel, que estaba al lado de la estación de tren de la vieja Delhi, al lado de las obras del metro y al lado de lo que parecía ser un centro de correos callejero. Paquetes por todos lados, hombres y más hombres, ruido, tierra, algo parecido a basura, perros durmiendo...Mientras en la habitación del hotel intentaba dormir en mi camita limpita.